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Volcanes de Canarias

Instrumentación y Vigilancia: Técnicas instrumentales para la vigilancia de volcanes activos

Tipo: artículo
Título: Técnicas instrumentales para la vigilancia de volcanes activos
Autor: R. Ortiz

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Introducción

En los próximos capítulos se tratan en profundidad temas relacionados con el estudio instrumental de la actividad volcánica, limitándonos aquí a mostrar un esquema de las distintas metodologías en su conjunto y a hacer una introducción a las técnicas actualmente en desarrollo y de las que todavía no se tiene experiencia en el seguimiento de la actividad en volcanes, antes del desencadenamiento de una crisis. La bibliografía sobre técnicas instrumentales es escasa, siendo el libro más reciente el publicado por Scarpa y Tilling, en 1996 dedicado a la vigilancia y gestión del peligro volcánico.

Una erupción es un proceso en el cual se libera la energía contenida en el magma a la superficie de la Tierra, ya sea en la atmósfera o en el mar. La forma mayoritaria en la que esta energía está contenida en el magma es como energía térmica y su liberación se realiza en base a la expansión del gas contenido en el magma y por disipación térmica al ambiente. Antes de la erupción, el sistema magmático puede considerarse como un reservorio que se encuentra con una presión superior a la del medio que lo rodea; en caso contrario el magma no podría ascender y no se produciría erupción. Este sistema se encuentra en situación estable mientras la sobrepresión del reservorio sea menor que la tensión debida a la deformación de las rocas que lo rodean y sin alcanzar el punto de fractura. En estas circunstancias cualquier aumento de presión se traduce en un incremento de la deformación. En un volcán activo, aún en fase de reposo, se producen múltiples procesos asociados al movimiento de los fluidos magmáticos en el sistema o al reacondicionamiento del edificio volcánico. Muchos de estos procesos involucran niveles muy pequeños de energía, por lo que son difícilmente detectables.

En general, cuando el volcán está en reposo la mayor parte de la actividad se debe a la circulación de los gases a través del sistema de fracturas. Estos gases se mezclan con las aguas meteóricas, originando acuíferos geotérmicos más o menos desarrollados, fumarolas, fuentes termales y suelos calientes. La circulación de estos fluidos y especialmente los cambios de fase líquido – vapor, provocan la aparición de pequeños eventos sísmicos característicos que se conocen como temblores volcánicos (tremor). Los cambios de presión o el movimiento del magma provocan series de eventos sísmicos que rodean al sistema magmático. Los cambios en el interior del volcán, como la inyección de nuevo magma, el aumento de temperatura de los acuíferos o la entrada de agua en el sistema, provocan deformaciones del edificio volcánico y también incremento de la actividad sísmica. La dificultad radica en poder detectar estos fenómenos, identificar sus causas, establecer los pronósticos de evolución y con toda esta información poder de manejar el semáforo del volcán. El cuadro 1 muestra los distintos tipos de fenómenos que ocurren en el volcán y las técnicas que se utilizan para estudiarlos.

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